viernes, 8 de febrero de 2008

En el Parque de las Ciencias de Granada

Como ya viene siendo tradicional a lo largo de estos últimos años, l@s alumn@s de 3º de E.S.O. y de 4º de E.S.O. de Ciencias y Tecnología visitaron en el día de ayer el Parque de las Ciencias de Granada, acompañados de los profesores D. Ángel Millán, Dª María Villanueva y Dª María del Carmen Fernández.

Allí, pudimos realizar múltiples actividades relacionadas con la Ciencia y la Tecnología. Por ejemplo, visitamos la Sala Biosfera, donde conocimos a fondo nuestro planeta.

En la Sala Eureka, nos vimos rodeados de inventos y artefactos curiosos. Este año, sí, fuimos capaces de construir el puente parabólico (mira la foto).

En la Sala Percepción pudieron sorprenderse de los efectos e ilusiones ópticos, que a veces (muchas más de las que pensamos) engañan nuestros sentidos.

Estuvimos, también a un metro de un Velocirraptor. ¡Impresionante! En el Planetario, pudimos observar el cielo de Granada, y conocer curiosidades sobre la esfera celeste.

Subimos a la Torre del Parque, donde pudimos escudriñar el horizonte en busca de las mejores vistas de una ciudad tan hermosa como Granada. Sierra Nevada, preciosa. Nos hicieron también un interesante Taller de lanzamiento de cohetes, donde l@s alumn@s lanzaron cohetes de aire comprimido y pudieron ver los efectos de la propulsión a chorro (sí, la de los aviones de combate o de pasajeros). Vimos también el taller de aves rapaces, donde comprobamos el tamaño de algunos de estos animales que, sin duda, nos asombró.

En el Mariposario Tropical, nos quedamos todos maravillados con la belleza de estos animales, de los que sacamos también abundantes fotografías. Una de las exposiciones que más nos sorprendió fue la itinerante, que este año se llama "Veneno animal". Había ejemplares de especies animales venenosas que nos dejaron con la boca abierta. Y, a más de un@, asustad@s.

Por supuesto, hicimos una pequeña parada para reponer fuerzas, y descansar de tanto ajetreo. Entre bocado y bocado, pudimos experimentar con los espejos parabólicos, que transmitían el sonido a más de 20 metros de distancia, con la energía solar, que alimentaba una bomba de una fuente. De camino a algunas exposiciones, hicimos un pequeño alto en el camino, para hacer gimnasia mental con un ajedrez del tamaño de nuestros chicos.

Ya cansados, nos volvimos para Peñaflor, pero aún nos quedaban fuerzas para mover una piedra de mármol de 1.000 kg de masa.
Vamos, ¡que nos quedaba energía para rato!
En definitiva, pasamos un día genial.

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